LAS GUARDERÍAS
REACCIONAN AL PLAN DEL CONSELL PARA NIÑOS DE 2 AÑOS
Proponen a la Consejería de
Educación que use sus centros para extender la gratuidad a los niños y
garantizar la libre elección de los padres.
Un centenar de centros privados
de educación infantil han criticado este jueves, a través de la plataforma
Salvem 0-3, que el Consell haya abierto 33 aulas experimentales de
escolarización gratuita para niños de 2 años sin contar con este sector, que
atiende a este tramo de enseñanza no obligatoria desde hace años.
Marta Ferrero, portavoz de la
plataforma, ha alertado de que este primer paso dado por la Generalitat pone en
peligro el 10% de sus centros y si se extiende a toda la red pública
"abocaría al cierre" de los 615 que existen en toda la Comunidad
Valenciana y dejaría en el desempleo a sus 5.000 empleados, la mayoría mujeres.
El colectivo ha solicitado una
entrevista con la Consejería de Educación, que tendrá lugar el próximo 15 de
octubre, en la que plantearán a sus responsables fórmulas que permitan convivir
a estas "microempresas", con 2.500 aulas en toda el territorio
valenciano, con el objetivo del Consell de escolarizar gratuitamente a los
niños desde los dos años.
Las guarderías denuncian que
la experiencia piloto del Consell ha supuesto una merma para las escuelas privadas,
que han perdido alumnado. La intención de la plataforma Salvem 0-3 es poner su
experiencia e infraestructuras a disposición de la Generalitat para que las
familias tengan acceso a la enseñanza gratuita en este tramo de edad, con
ayudas en función de la renta, y a la vez se respete el derecho de los padres a
la libre elección de centro.
La normativa para los centros
privados de educación infantil de primer ciclo de la Comunidad Valenciana
"es la más estricta de todo el territorio español". Los requisitos
para adaptarlos al decreto 2/2009 del 9 de enero han sido "brutales"
y han tenido que invertir "un mínimo de 100.000 euros para acondicionar
sus instalaciones". Si son de nueva creación, la cantidad asciende a los
300.000 euros, aseveran.
MADRES COMUNITARIAS,
GUARDERÍAS PARA CONSTRUIR EL FUTURO
Una voluntaria en Colombia
destaca la importancia de las mujeres que cuidan de grupos de niños en zonas
vulnerables para que los progenitores, desplazados por el conflicto, puedan
buscar trabajo.
Hace unos meses, en Colombia,
compartí una nueva experiencia vital con el equipo regional de Buenaventura de
Alianza por la Solidaridad. Estaba allí como voluntaria de la Agencia Europea
de Ayuda Humanitaria (ECHO), que financia proyectos que ayudan a la
construcción de la paz en una zona inmersa en un conflicto que no acaba de ver
el fin.
miré los paisajes de este
rincón del mundo rodeado del infinito océano Pacífico, pero sobre todo en ese
viaje conocí gentes sonrientes que llevan en la mochila historias duras, llenas
de superación; el latir de las personas que viven en medio de un conflicto que
se recrudece en las zonas rurales, que toma matices y expresiones diversas.
Y por todos lados, niños y
niñas. Decenas de pequeños llenos de futuro que jugaban sobre el regazo de sus
madres. Mi percepción fue que el índice de natalidad en la zona es alto; la
falta de incentivos laborales y sociales puede ser una razón, pero además está
relacionado con la lucha de las comunidades afro por no desaparecer de la faz
de la tierra, ya que son una minoría.
En Colombia, más de 69.000
mujeres trabajan en programas de cuidado infantil en hogares gestionados por el
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Ellas son las llamadas
madres comunitarias. Cuidan de pequeños grupos de niños, normalmente en
situación de pobreza y de hasta seis años, de la vereda (asentamientos de casas
junto al río), a veces, en sus propios domicilios como se hacía inicialmente.
Son reconocidas en sus comunidades por su solidaridad, convivencia y
compromiso.
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